Siglo XVI. 2ª MITAD

Tornaviaje e intentos de reconquista desde Manila

TORNAVIAJE: EL ÉXITO FINAL

Juan Pablo de Carrión / urdaneta / Alonso de arellano 1565

Todos los intentos de tornaviaje llevados a cabo durante la primera mitad del siglo XVI, pese a que acabaron en fracaso, no fueron en balde. La experiencia acumulada en las Molucas por algunos de los españoles que participaron en estas expediciones servió para alcanzar el objetivo. Décadas más tarde, desde México, dos de estos españoles, Andrés de Urdaneta (participante de la expedición de Loaysa) y Juan Pablo Carrión (integrante de la expedición de López de Villalobos) usaron su experiencia en las Molucas (su conocimiento de las corrientes asiáticas) para acertar finalmente con la ruta de vuelta.

De este modo, la expedición de conquista de Filipinas capitaneada por Legazpi, logró que dos de sus barcos, al mando de Alonso de Arellano y Andrés de Urdaneta, regresaran en 1565 a México desde Cebú, haciéndolo además de forma separada (lo que demuestra el carácter colegiado de la ruta del tornaviaje).

La clave del éxito fue dar con la corriente del Kuro-Shivo, la navegación de vuelta solo era posible navegando por latitudes septentrionales, desde Japón a California, lo que casi lograron algunos de los intentos anteriores.

Sobre la autoría del tornaviaje:

MURO, Luis Felipe: “La expedición de Legazpi-Urdaneta a las Filipinas: organización, 1557- 1564”, en Bernardo García Martínez et alii (eds.), Historia y sociedad en el mundo de habla española. Homenaje a José Miranda. México: El Colegio de México, 1970, pp. 141-216.

HIDALGO NUCHERA, P., “La controversia Urdaneta versus Carrión sobre el destino de la armada de Legazpi según Luis Felipe Muro Arias”, Archivo Agustiniano, vol. 95, no 213 (2011), pp. 245-278.

GIL FERNÁNDEZ, J., “El primer tornaviaje”, en S. Bernabéu Albert (coord.), La nao de China, 1565-1815: navegación, comercio e intercambios culturales, Universidad de Sevilla, Secretariado de Publicaciones, Sevilla, 2013, pp. 25-64.

LA CONSOLIDACIÓN DE MANILA

EL éxito del tornaviaje permitió asegurar una línea de sumistros que posibilitó la instalación española en Asia. Desde Nueva España se pudieron enviar los refuerzos necesarios para consolidar el control del nuevo territorio.

Desde el inicial establecimiento en Cebú, Legazpi acertó al decidir fundar en 1571 la nueva capital española en Asia más al norte, en la isla de Luzón, en la población principal de una bahía con una gran importancia comercial a donde acudían comerciantes de diferentes regiones asiáticas, en especial de la costa sur de China.

Mientras los españoles se afianzaban en Filipinas, en las Molucas (que recordemos habían quedado bajo control luso tras la firma del Tratado de Zaragoza de 1529) los portugueses aguantaban con dificultades su control sobre Ternate. La lejanía de sus centros en Asia, Goa y Malaca, junto al mal gobierno de algunos de sus dirigentes puso fin a su soberanía sobre Ternate.

En 1570 el sultán Hairun de Ternate fue asesinado por el gobernador portugués Diogo Lopes de Mesquida, lo que provocó el inicio de una rebelión capitaneada por su hijo y sucesor, el sultán Babu. Después de un asedio de más de cinco de años, los portugués rindieron su fuerte y capital en Ternate abandonando la isla para trasladarse a Ambon, en el sur de las Molucas. Tres años después, en 1578, volvieron, aunque esta vez lo hicieron a Tidore, al aceptar la invitación de su sultán para fundar un nuevo fuerte en su isla.

Vista de Manila, Pintura holandesa, Nationaal Archief, La Haya, Kaartcollectie Buitenland Leupe, Johannes Vingboons, 1665.
Monumento en Kastela, Ternate muestra el asesinato del sultan Khairun)

LOS INTENTOS DE CONQUISTA DE TERNATE DESDE MANILA

Las islas Molucas también conocidas como islas de las Especias o Especiería fueron el objetivo de las primeras expediciones españolas que se aventuraron en el océano Pacífico a finales del siglo XVI. Conocido el camino, portugueses y españoles lucharon por su control. Al otro lado del mundo, los ibéricos, cada uno llegado desde diferentes direcciones, no reconocían ningún tipo de hermandad ibérica y no dudaron en enfrentarse violentamente para echar al otro de estas islas. Finalmente Carlos I en 1529, al firmar el Tratado de Zaragoza, decidió ceder sus aspiraciones a su homólogo portugués. Las islas del clavo, tras tanto esfuerzo y disputa, pasaban a ser portuguesas.

Cuando en 1580 su hijo Felipe II consiguió reunir bajo su persona las coronas españolas y portuguesa, (Felipe I de Portugal) Manila pasó a poner bajo su órbita a las apreciadas Molucas. Más cerca de ellas que las portuguesas Goa y Malaca, los portugueses de Tidore, viendo amenazada su posición, reclamaron a Manila el envió de refuerzos para consolidar su posición en las islas. Las autoridades españolas no lo dudaron, llegaba el momento de conseguir el tan ansiado objetivo de controlar la capital de la Especiería: la conquista de Ternate.

Felipe II conocía de primera mano la situación en Ternate. En 1580, estando en Lisboa, donde había acudido para su coronación, recibió la embajada ternate al mando del noble cachil Nayque, enviada desde las Molucas, para informar de la muerte de su sultán y denunciar el mal gobierno de Lopes de Mesquida.

Juan Ronquillo del Castillo 1582

El gobernador Gonzalo de Ronquillo, llegado a Filipinas con un refuerzo de más de 600 españoles no dudó en atender la petición de ayuda enviada por el capitán portugués de Tidore, alertando de la presencia de barcos ingleses en la islas (en referencia al paso de Francis Drake por Ternate a finales de 1579).


En respuesta envió a su sobrino, Gonzalo Ronquillo, al mando de una fuerza de 300 soldados con el objetivo de conquistar Ternate y evitar cualquier posible amenaza inglesa sobre las islas. Los españoles no consiguieron el objetivo, aunque controlaron la isla de Motir y el puerto de Talangame en Ternate, fracasaron en su asedio sobre el antiguo fuerte de San Juan Bautista, donde el sultán había establecido su capital tras la expulsión de los portugueses. Pese a haber tomado buenas posiciones la afección de la enfermedad del beriberi entre los españoles obligó a levantar el asedio y emprender el regreso a Manila

Pedro Sarmiento 1584

El segundo intento lo protagonizó Pedro Sarmiento quien, tras haber participado en la expedición anterior, decidió sufragar de su propio bolsillo una nueva flota compuesta de cuatro barcos y un centenar de soldados. Durante el último año, el sultán de Ternate había logrado aumentar sus defensas reclutando soldados de muchas islas de Insulindia (incluso desde Java). El sultanato de Ternate se encontraba en su momento de mayor expansión, respetado por los diferentes monarcas de la región, su influencia se expandió hasta el sur de Sulawesi. Sarmiento, consciente de la imposibilidad de abordar con éxito un ataque decidió esperar la llegada de más posibles efectivos desde Goa o Manila.

Isla de MaquiánEl 10 de abril, de 1584, el sultán de Tidore, excusándose que tenía que preparar una armada para ir contra Maquián, el abandonó el asedio sobre Ternate

Juan de Morón 1585

En ayuda de Sarmiento acudió desde Manila Juan de Morón (o Juan Morenés) capitaneando una flota de casi 30 barcos y 400 efectivos. El plan de asaltar la capital ternate fracasó. La artillería que debía dar cobertura desde los barcos españoles no alcanzó el fuerte rival. Finalmente la poca implicación portuguesa (los españoles lo achacaban a que muchos de ellos tenían lazos familiares y económicos con Ternate) y tidore (su sultán había alcanzando un acuerdo con su tradicional rival) hizo a los españoles decidir no prolongar el asedio y regresar a Manila.

"El Gobernador Y El Obispo" (1896), Félix Resurrección Hidalgo, The National Museum of the Philippines

Gómez Pérez Dasmariñas 1593

La cuarta expedición y última expedición del XVI fracasó antes de llegar a su destino, y al poco de salir de Manila. La culpa la tuvieron los remeros chinos de la galera en la que se embarcó el jefe de la expedición: el gobernador de Filipinas Gómez Pérez Dasmariñas. De esta forma, se frustró el mayor intento de conquista organizado hasta ese momento: 1.000 soldados, 400 arcabuceros de la provincia de Manila, más 1.000 nativos de las Bisayas y 400 chinos (250 a bordo de la capitana, más del triple de los 80 españoles que acampañaban al gobernador).

Antonio de Morga, llegado a Filipinas en 1595, nos cuenta con detalle como sucedió la muerte de Gómez Pérez Dasmariñas (uno de los mejores gobernadores de Filipinas, medidas previas como su reforma del incipiente ejército español en Filipinas, la reforma del sistema defensivo de Manila (fuerte Santiago) fueron fundamentales para los años posteriores (además de establecer buenas relaciones con Japón y fomentar la expansión española en Camboya).

«Entretúvose la noche, el gobernador y los que con él iban embarcados, hasta rendir la prima, jugando en la popa, y después de entrado en la cámara a reposar, se fueron los demás españoles á sus ballesteras, y puestos a lo mismo, dejándolas guardias ordinarias en la crujía, á proa, y popa. Los chinos remeros, que había tres días que estaban de acuerdo y concierto, de alzarse con la galera, cuando tuviesen mejor ocasión, por escusarse de bogar en esta jornada, y por codicia del dinero, joyas y otras cosas de valor que iban embarcadas, pareciéndoles no perderla que se les ofre- cía, teniendo hecha prevención de candelas, y camisas blancas para vestirse y hechos a algunos cabezas para la ejecución, la pusieron por obra aquella misma noche al cuarto de la modorra, cuando sintieron que los españoles dormían, y a la señal que uno hizo, a un mismo tiempo, todos se pusieron las camisas, y encendieron las candelas, y con sus catanas en las manos, arremetieron á un punto a los que hacían la guardia, y a los que dormían en las ballesteras y arrumbadas, y hiriendo y matando, se alzaron con la galera, habiendo pocos españoles escapado, unos a nado, que salieron á tierra, y otros en el esquife de la galera que estaba por popa. El gobernador, cuando sintió el ruido dentro de la cámara, entendiendo que la galera garraba, y que la chusma abatía la tienda, y tomaba los remos, salió á priesa del cuidado, y descubierta la cabeza por el escotillón de la cámara, aguardábanle allí algunos chinos, y con una catana le partieron la cabeza: cayó así herido por la escalera dentro de la cámara; de donde, dos criados que dentro tenía, retiraron á la cama y luego murió ; y lo mismo los criados, de picazos que por el escotillón les dieron: y sólo quedaron vivos en la galera, Juan de Cuellar, secretario del gobernador, y el Padre Montilla, de la orden de San Francisco, que dormían en la cámara de en medio, que se estuvieron allí sin salir, y los chinos no se atrevieron a entrar dentro, pensando había más españoles; hasta otrodía quelos sacaron,y después los echaron en la costa de llocos, de la misma isla de Luzon, por que los dejasen los naturales della tomar agua en tierra, de que iban faltos»

Sucesos de las islas Filipinas por el doctor Antonio de Morga, 1609